Las relaciones entre padres e hijos tienen una gran influencia en nuestras futuras relaciones sociales, especialmente con aquellas relaciones en las que existe más vínculo emocional. La familia nuclear ha sido nuestro modelo y referencia en nuestros primeros años de vida, y eso hace que hayamos terminado repitiendo modos de actuar o pensar, o al contrario que nos hayamos rebelado ante ello.
Es posible que sintamos aún rencor, incomunicación, pereza o simplemente una cordialidad distante en la nuestra relación con nuestra familia. O que la idea de pasar mucho tiempo con esta (unas vacaciones, las navidades, etc.), aún nos aterrorice y vuelva a despertar antiguos hábitos o patrones, que generan las mismas reacciones y respuestas en la familia.
Sanar las relaciones con los padres o hermanos, es básico para poder interactuar con los que nos rodean, desde el corazón y no desde nuestras corazas, pues todos aquellos aspectos no sanados en nuestros primeros vínculos, determinan la manera en la que nos relacionamos con los demás, ya como adultos. Construir relaciones íntimas, satisfactorias y profundas, dependerá en gran parte de tener los asuntos pendientes con la familia, bien resueltos.
Objetivos del taller:
- Reconocernos en nuestros antiguos patrones.
- Gestionar las emociones vinculadas a nuestro rol familiar.
- Desconectarnos de nuestros aprendizajes familiares.
- Reconstruir y sanar la relación con los padres.
- Fomentar la comunicación asertiva con la familia.
- Detectar las creencias y emociones que hacen que repitamos los mismos patrones.
- Aprender a gestionar la culpa y el miedo a poner límites a la familia.
- Detectar las estrategias agresivas de los familiares.