La palabra contacto viene del latín «tangere» (tocar, alcanzar) y tiene mucho que ver con conectar y experimentar con todos los sentidos el momento presente, sea agradable o desagradable.
En nuestro día a día nos pasamos el tiempo tratando de tocar o alcanzar ideales futuros y nos olvidamos de estar en contacto con lo que hay. Y en ese esfuerzo por conseguir algo distinto, nos desconectamos de nuestro cuerpo y del entorno y dejamos de sentirnos vivos.
Después de unos breves pero profundos días de descanso, aquí estamos de nuevo con las pilas cargadas.