Me gusta mirar la vida como si se tratara de una novela, de un libro en el que transitamos por capítulos (unos más oscuros, otros más luminosos, unos más extensos, otros más breves).
Cuando miramos hacia atrás, a veces nos damos cuenta de que hemos pasamos demasiado tiempo en algún capítulo de nuestra vida o de que no hemos dedicado el suficiente, a otro. En ocasiones nos quedamos extasiados y atrapados en el drama o la trama de suspense de algunas páginas, por la adrenalina que esto nos provoca. Esto nos da una sensación fugaz de «estar vivos» y nos evita enfrentarnos a la incertidumbre de las páginas en blanco.
Cada capítulo tiene un significado y un sentido y en cada capítulo hay un aprendizaje.
¿En qué capítulo estás? ¿Qué título le pondrías?
Con este post me despido hasta pasadas las fiestas de Pascua, hasta el próximo 7 de abril. Tomamos unos días de descanso para revisar nuestras páginas e ir encaucando la trama. 😉