No seré tan arrogante como para decir que no temo a la muerte, o que no le tengo cierto respeto a esa gran desconocida.
Pero algo que SÍ que afirmo sin duda, es que definir mi propósito de vida y conectar con mi esencia, me ha ayudado enormemente a poder mirarle a la cara, a poder verla, sentirla y experimentarla como un paso más de la vida, con toda su belleza y su sentido.
A medida que en mi vida he ido respondiendo a las siguientes preguntas y he ido actuando para llevarlas a cabo, mis miedos se han ido desvaneciendo:
¿Quién soy?, ¿Qué he venido a hacer aquí? ¿Qué puedo aportar? ¿Cuáles son mis dones?
Te animo a no obviar estas preguntas en tu vida, no pospongas, no demores más. La muerte cobra sentido, solo cuando vivimos con plenitud y conciencia.
¡Feliz jueves lleno de vida!